1845. Un año convulsionado, lleno de hechos memorables en estas tierras del Sur de América que sólo 35 años atrás han osado rebelarse contra el yugo español. La lucha por
la Independencia continúa, esta vez contra las dos potencias más poderosas del mundo: Gran Bretaña y Francia. Han enviado sendas escuadras al Río de la Plata, todo este despliegue para logar la libre navegación de los ríos, una excusa para dividir la confederación Argentina gobernada por Juan Manuel de Rosas y crear un nuevo “estado
tapón”: La República de la Mesopotamia”. También estaban allí para proteger al gobierno usurpador de Montevideo, que, sitiado por las fuerzas del legítimo gobernante oriental,
Manuel Oribe y fuerzas federales argentinas, no puede sobrevivir sin el apoyo de la Legión Francesa, la Legión Italiana, el dinero inglés, la propaganda de los unitarios argentinos exiliados… En esos tiempos, la población extranjera en Montevideo supera a número a la nativa; se trata, prácticamente, de una colonia europea. La escuadra del almirante Brown blanquea el puerto. Allí es donde empieza esta historia.

Vienen Por Los Ríos. Ediciones Fabro

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1845. Un año convulsionado, lleno de hechos memorables en estas tierras del Sur de América que sólo 35 años atrás han osado rebelarse contra el yugo español. La lucha por
la Independencia continúa, esta vez contra las dos potencias más poderosas del mundo: Gran Bretaña y Francia. Han enviado sendas escuadras al Río de la Plata, todo este despliegue para logar la libre navegación de los ríos, una excusa para dividir la confederación Argentina gobernada por Juan Manuel de Rosas y crear un nuevo “estado
tapón”: La República de la Mesopotamia”. También estaban allí para proteger al gobierno usurpador de Montevideo, que, sitiado por las fuerzas del legítimo gobernante oriental,
Manuel Oribe y fuerzas federales argentinas, no puede sobrevivir sin el apoyo de la Legión Francesa, la Legión Italiana, el dinero inglés, la propaganda de los unitarios argentinos exiliados… En esos tiempos, la población extranjera en Montevideo supera a número a la nativa; se trata, prácticamente, de una colonia europea. La escuadra del almirante Brown blanquea el puerto. Allí es donde empieza esta historia.